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Buceando en lo más profundo de Galápagos para estudiar un misterioso bosque de algas

16 Mar 20 /

En agosto de 2019, se llevó a cabo la primera expedición científica de buceo técnico en Galápagos que se presentó en la serie documental "Mi familia y las Galápagos" de Monty Halls. La misión era explorar y tomar muestras de un bosque de algas de aguas profundas recién descubierto entre 48 a 70 m, en la cima del monte submarino ubicada en el Bajo San Luis. Esta ha sido una de las inmersiones más emocionantes y desafiantes de mi carrera.

 

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Preparando junto a la científica principal del proyecto, Salomé Buglass (izquierda), la estación de monitoreo de temperatura. Foto de: Monty Halls.

Descubierto por científicos de la Fundación Charles Darwin (FCD) del Proyecto de Investigación de Montes Marinos en noviembre de 2018, el bosque de macro algas parece estar dominado una nueva especie de algas para el archipiélago de Galápagos, que incluso podría ser nueva para la ciencia.  Las algas tipo quelpo se encuentran generalmente en aguas frías y poco profundas, por lo que encontrar un bosque de quelpo en aguas profundas en la zonatropical, es como encontrar una nueva especie de oso polar en el Caribe. La razón principal de nuestra inmersión fue recolectar varias muestras de este tipo de quelpo desconocido, con el fin de hacer análisis genéticos para poder identificar de que especie se trata, tomar muestras de agua e instalar sensores de temperatura y luz, para luego evaluar las variables ambientales de este ecosistema.

 

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El equipo evalúa la condición antes de la inmersión, y prepara el ROV para confirmar la presencia de las algas quelpo en el sitio de buceo. De izquierda a derecha: Alberto Proaño, Guardaparque del Parque Nacional Galápagos; Javier Mahauad, buceador principal técnico especializado; Salomé Buglass, científica principal de esta investigación en la FCD; Monty Halls; Isabella Morgante, voluntaria de la FCD y Javier Mahauad, buceador técnico. Foto de: Seadog Productions.

La inmersión

Podía sentir la emoción en el ambiente , mientras esperábamos a que el barco llegara a su destino.  El equipo de buzos técnicos estaba conformado por Javier, Jorge Mahauad y yo. Todos sabíamos que la expedición podía fracasar, si las condiciones del mar no eran óptimas.  Las inmersiones técnicas conllevan a un mayor riesgo por descompresión, por lo que no queríamos correr ningún riesgo.  Con una fuerte corriente, existe el peligro de que los buzos sean arrastrados y se pierdan en el mar.

En este tipo de operación cada minuto cuenta, así que tan pronto como el barco llegó al sitio seguimos los pasos planeados. Primero evaluamos las condiciones, las corrientes y confirmamos la presencia de quelpos utilizando nuestro pequeño Tridente ROV. Luego, utilizando una sonda localizamos el sitio más somero en la cumbre del monte submarino, en la que dejamos caer un ancla de cemento, con una línea y boya saliendo a la superficie. Esta era nuestra línea de seguridad, a lo largo de la cual descendemos y ascendemos al bosque de algas. Tan pronto todo estaba listo, nos pusimos los trajes neoprenos, saltamos al mar, y comenzando nuestro descenso hacia la zona de crepúsculo del mar.

 

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¡Listos para la inmersión! (De izquierda a derecha) La subdirectora Rebecca Hart, Jorge Mahauad y yo. Foto de: Salome Buglass, FCD.

Mis nervios desaparecieron tan pronto comenzamos el descenso.  Esta inmersión llevaba meses de planificación, y estábamos bien preparados.  Al bajar cruzamos por una nube de floración de plancton, la cual limitaba la visibilidad. Pero cuando alcanzamos los 40 m de profundidad de repente la nube se dispersó, el agua se volvió cristalina, y empezamos a ver los quelpos. Estas macro algas parecían arbustos de hojas largas, bailando en la corriente.  

Monty Halls y el camarógrafo, Dave Mothershaw, nos siguieron con equipos de buceo tradicionales, pero se quedaron a 30 m de profundidad a lo largo de la línea de descenso, listos para recibir las muestras que recolectamos y filmar nuestras actividades para la serie.

 

“Desde los 30 metros podía observar como el equipo descendía. Se veían exactamente como lo que eran, pioneros modernos, aterrizando en la cima de una montaña submarina que albergaba un ecosistema único. Estaba muy impresionado por su profesionalismo y por el rigor científico del equipo. Creo que Darwin estaría muy, pero muy feliz de ser parte de este equipo ". – Descripción de Monty Halls de su experiencia.

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Descendiendo a lo largo de la línea de seguridad para llegar al bosque de algas. Foto de: Javier Mauhauad.
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Bosque de quelpo a 51 m. de profundidad en el monte submarino, Bajo San Luis. Foto de: Javier Mahauad.

Esta inmersión fue surreal, un momento muy especial para mí, ya que finalmente estaba rodeada por los misteriosos quelpos, que había estado estudiando en videos durante meses desde mi escritorio.  A contratiempo, instalamos sensores, recogimos los especímenes de quelpo y tomamos una muestra de agua antes de comenzar nuestro largo ascenso a la superficie.

Durante nuestra parada a los 12 m, la corriente era tan fuerte, que nuestras burbujas eran barridas horizontalmente y tuvimos que agarrarnos firmemente de la línea de seguridad para evitar ser arrastrados. Una vez en la superficie, nos quitamos los trajes y nos arropamos para recuperar el calor corporal, dado que la temperatura en la profundidad era de 15 C.  Una vez listos regresamos prontamente a tierra, para así poder preservar las preciosas muestras de algas y agua que recolectamos y celebrar nuestra exitosa expedición.

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Recogiendo las muestras de quelpos preciosos. Foto de: Javier Mahauad
                 

¿Qué es el buceo técnico?

El buceo técnico, se trata de buceos que se realizan fuera de los límites de buceo recreativo: a profundidades más allá de los 40 m. Durante las inmersiones técnicas, a medida que vas más profundo, tu cuerpo se carga con más nitrógeno que durante las inmersiones recreativas.  Esto significa que no puedes ascender a la superficie en cualquier momento, ya que corres un gran riesgo del  síndrome de descompresión (o enfermedad del buzo) que puede ser letal. Por eso es obligatorio hacer paradas de descompresión muy largas durante el ascenso, para permitir que el gas se libere lentamente.

Imagínate agitar una botella de Coca Cola, si abres la botella rápidamente, la bebida se rociará por todas partes. Pero si lo abres lentamente, puedes controlar la cantidad de burbujas que se liberan, sin derramar la bebida.  Este concepto es similar al síndrome de descompresión.  A medida que vamos sumergiéndonos, se produce un aumento de la presión debido al volumen de agua, los tejidos se cargan con nitrógeno, a medida que asciendes el nitrógeno se libera de nuevo a los torrentes sanguíneos como pequeñas burbujas de gas.  Si asciendes demasiado rápido, las burbujas de gas pueden bloquear los vasos sanguíneos, lo que podría provocar parálisis o la muerte.

Para hacer buceo técnico se pueden usar diferentes configuraciones de equipos para acelerar este proceso de liberación de nitrogeno, por ejemplo respirar aire con una concentración más alta de oxígeno. Por eso durante nuestros buceos, primero usamos dos tanques llenos de aire normal, pero durante las paradas de ascenso cambiamos a tanques que llevaban 50% y 100% de oxígeno puro. Por eso cada buzo tiene que llevar cuatro tanques, en lugar de un solo tanque durante la inmersión.

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Una de las muchas paradas de descompresión durante el ascenso a la superficie. Foto de: Javier Mahauad

 

El buceo técnico requiere mucha formación y experiencia.  En mi caso, yo ya había completado muchas inmersiones técnicas mientras trabajaba con Ashley Carreiro en la ONG Marine Conservation Philippines (MCP) investigando arrecifes mesófoticos (entre 35m a 50m).  Esto significaba que tenía la experiencia necesaria para hacer frente a estas inmersiones desafiantes de forma segura.

Salome Buglass, científica principal del proyecto comenta: " Estoy muy emocionada de saber que podemos alcanzar estos ecosistemas profundos tras el buceo técnico, dado que permite la recolección de datos valiosos, que un robot a control remoto no puede. Esto me inspira a obtener mi licencia y certificación como buza técnica lo más posible para poder investigar mejor este tipo de bosques de quelpos que habitan al borde de los límites de luz".

Todavía hay mucho que aprender sobre este misterioso ecosistema. Los especímenes y datos que recopilamos en estas inmersiones, ayudarán a responder al menos algunas de las muchas preguntas que tenemos.  Un gran agradecimiento especial a Monty Halls y SeaDog Productions por hacer posible esta expedición pionera.

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Científicos felices y el equipo de filmación al final de la exitosa expedición. Foto por: FCD
Penguinsquare
Andres Cruz

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