Hypathia, Marie Skłodowska-Curie, Jane Goodal, Elinor Orstrom, y más recientemente Sylvia Earle, son nombres que resuenan en el ámbito científico como personajes principales del desarrollo científico, en todo el mundo a lo largo de décadas, e incluso siglos. Sin embargo, el papel que desempeñan las mujeres en la ciencia no siempre ha sido tan destacado como en la actualidad.
De hecho, hasta principios del siglo XX, las mujeres no eran admitidas, ni promovidas, ni valoradas en entornos científicos, donde el dominio de los científicos varones, era la norma. En Ecuador, por ejemplo, la primera mujer que terminó el bachillerato (1913), se graduó en la Universidad y obtuvo el título de Doctora en Medicina (especialidad en pediatría, neurología y dietética) (1921), fue Matilde Hidalgo, quien además fue la primera mujer que obtuvo el derecho al voto en América Latina (1924).
Afortunadamente, durante las últimas décadas, la participación de las mujeres en espacios y acciones relacionadas con la ciencia se ha incrementado, con un crecimiento sustancial en la proporción de mujeres que obtienen títulos universitarios a nivel mundial. Esta situación también se ha dado en Ecuador, país donde en 2014, el 55,5% de los estudiantes matriculados en las universidades eran mujeres (Senescyt 2015). Sin embargo, aún es bajo el número de mujeres que terminan sus carreras. En Galápagos, la situación ha cambiado mucho desde principios de la década de 1970, cuando las mujeres involucradas con actividades científicas, llegaron a las islas para llevar a cabo proyectos de investigación relevantes y bien posicionados dentro del contexto de Galápagos, y dentro de los círculos científicos, a escala mundial. Buenos ejemplos de esta tendencia fueron mujeres como Rosemary Grant (años 70), Jeannine Lanier (1977), Elizabeth Tindle (1978), Krisztina Trillmich (1979), Eugenia del Pino y Sylvia A. Harcourt (1980) y más tarde Heidy Snell (1989) quienes, a través de un trabajo científico fundamental, sembraron la semilla de mujeres científicas en Galápagos, que se ocuparon de varias disciplinas e interesantes investigaciones científicas en las islas, algunas de las cuales perduran hasta la actualidad.
La Fundación Charles Darwin y su Estación Científica, ha mostrado, en los últimos veinte años, una transición importante, de ser una institución totalmente dominada por hombres en la dimensión científica desde su creación en 1959 y 1964 respectivamente, (la primera mujer científica que publicó en la Investigación de Galápagos fue en 1977), a ser una institución con el 55% del personal siendo mujeres, en 2020. Este resultado no sólo ilustra una tendencia dinámica en las actividades científicas, sino también la inclusión de más mujeres en las áreas administrativas y operativas de la FCD. Este logro demuestra que, contrariamente a la tendencia mostrada por las instituciones científicas y de base científica a nivel mundial, la FCD fomenta la participación activa y el compromiso de las mujeres en las áreas científicas y no científicas de la institución.
Es importante destacar que dentro de los diversos círculos científicos y académicos, la presencia de las mujeres, sigue estando poco representada. Y esto, especialmente en algunas disciplinas científicas específicas, como las llamadas STEM, por sus siglas en inglés y que incluyen áreas de Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas. En ese sentido, la consecuencia directa del escaso número de mujeres que siguen carreras académicas y profesionales en la ciencia, es el desequilibrio de género, que causa una pérdida del cincuenta por ciento del talento profesional y humano en esas áreas. Al final, el escenario resultante es una gran pérdida en el desarrollo y avance de estas ciencias, y por tanto la probabilidad de abordar con éxito las necesidades de la sociedad ante futuros retos y situaciones complejas, es menor.
El blog "Mujeres en la ciencia en la FCD" presentará historias de diversas mujeres que trabajan en la ciencia y para la ciencia, dentro de diversas disciplinas y en diferentes equipos y áreas de la FCD. La gran capacidad y el talento que estas mujeres aplican para llevar a cabo su trabajo son abundantes y contribuyen en gran medida al logro de los objetivos de investigación que perseguimos, junto con nuestros colegas masculinos. Y junto a estos logros, la FCD se enorgullece de ser una de las instituciones con sede en Galápagos, donde la participación equitativa de los/as profesionales, es una práctica institucional regular, para asegurar el equilibrio de género en la institución.
A lo largo de los últimos años, la FCD también ha promovido el desarrollo profesional de jóvenes mujeres, residentes permanentes en Galápagos, que iniciarán su programa de estudios de posgrado, gracias a las becas obtenidas mediante su trabajo en proyectos de investigación de la FCD. La FCD también fomenta actualmente la idea, entre las generaciones de niñas y jóvenes mujeres del archipiélago, de que, independientemente de si son mujeres u hombres, todas las personas son capaces de perseguir y lograr sus sueños. Esto, sin embargo, requiere un cambio de paradigma a la hora de educar, enseñar y formar a los/as niños/as, por parte de los padres y madres, las familias y los/as educadores/as, a la hora de demostrar que las carreras científicas son para cualquiera que quiera seguirlas. El mensaje clave en este punto es motivar a las niñas para que se incluyan en los ámbitos científicos y hacer visibles modelos femeninos de referencia, que trabajen en disciplinas variadas y diversas, para que todos vivamos en un entorno equitativo, justo e inclusivo.