Me invitaron a una salida de campo con el proyecto de Monitoreo de Petrel, liderado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos (DPNG). Esta salida fue especialmente significativa para mí porque me trajo buenos recuerdos de las excursiones que hice con mi padre cuando era niño.
Esta salida de campo empezó en la parte alta de la isla Santa Cruz, para ver los petreles de Galápagos, un ave marina endémica de las Galápagos. Sus sitios de anidación están en Santa Cruz, Floreana, San Cristóbal, Santiago e Isabela, donde cavan sus nidos, pero vuelan por todo el archipiélago, alimentándose de peces y calamares. El petrel es reconocible por su parte superior negra y sus vientres blancos.
Nos reunimos con el equipo de PNG: Javier, Milton y Carlos. Cuando comenzamos nuestra caminata, nos contaron sobre la actividad. El Proyecto de Monitoreo Petrel inició en 1982, por Malcolm Colter, quien en ese momento trabajaba para la Fundación Charles Darwin (FCD). El primer monitoreo fue en la isla Floreana donde solicitaron la ayuda de un habitante local llamado Felipe Cruz (Mi papá). La población de petreles se encontraba en descenso debido a las especies introducidas. En el pasado, después de localizar un nido habitado, el equipo solía colocar perdigones de veneno para las especies introducidas más pequeñas y cazar a los animales más grandes. Gracias a estas acciones, después de varios años, las colonias de cría aumentaron.
Cuando era pequeño, mi padre me contaba su experiencia en el proyecto. Le pregunté por qué decidió trabajar con estas especies, ya que no había completado sus estudios y no era un científico, era solo un niño de la isla Floreana. Recuerdo que me dijo:
"Un poco de papel (título académico) no significa que te importará más o menos algo. Los petreles son animales fascinantes, aves que pasan la mayor parte de su vida en el mar, luego regresan para cavar nidos, reproducirse, anidar y volar. Estaban en peligro de extinguirse y era nuestra culpa, así que como isleños era nuestro deber tratar de salvarlos".
De vuelta al presente, mientras caminábamos, los guardaparques hablaron sobre uno de los métodos actuales para ayudar a las colonias de petreles: la tala de plantas de mora introducida, que crece entre la maleza con espinas afiladas, que pueden atrapar petreles y evitar que regresen a su nido. Wilson Cabrera dijo: "Manteniendo el área limpia de mora, vemos que la población de petreles ha respondido positivamente".
Encontramos nuestro primer petrel, luego de realizar el procedimiento respectivo, Javier nos comenta que el ave es demasiado joven para colocar el anillo de monitoreo.
Caminando un poco encontramos más nidos, hay más de 100 madrigueras en esta área, pero solo vamos a revisar menos de la mitad de ellas. La mayoría de los petreles tienen manchas grises, lo que significa que todavía están muy jóvenes y en una semana o dos obtendrán sus colores primarios, plumas blancas/negras, su etapa adulta habrá llegado.
Cuando llegamos al último nido, los guardaparques colocan el anillo, se ajustan a un cierto diámetro para que de esa manera no causen ningún daño al petrel. Una vez en el suelo y con el anillo, se dirige de nuevo a su madriguera.
Aunque su número de población están aumentando, el petrel de Galápagos está catalogado como “en Peligro Crítico" por la Lista Roja de Especies Amenazadas de la UICN. El programa de Monitoreo de Petreles se rige a una necesidad muy real de esfuerzo y de conservación a largo plazo, ya que es fundamental hacer un seguimiento de cómo les va a lo largo del tiempo. Sin la ayuda constante de los guardaparques y de científicos independientes, esta especie se habría extinguido, lo cual es una realidad muy triste, pero si algo nos ha enseñado este proyecto es que siempre hay esperanza y que es nuestro deber salvarlos.
Quiero agradecer al Parque Nacional Galápagos por permitirme acompañar a sus guardaparques durante el día, también al equipo de petrel: Wilson Cabrera, Javier Castillo, Milton Calva y Carlos Gaona, por su incansable esfuerzo para mantener esta especie segura con el mismo entusiasmo que el proyecto original.
Y un agradecimiento especial a Sebastián Cruz y Carolina Proaño (quienes trabajan de manera independiente en el monitoreo de petreles) por tomarse el tiempo para darme retroalimentación.