Descifrando los secretos del pingüino de Galápagos: la ciencia y la pasión en acción
¿Qué motiva a un científico a dedicar su vida a la conservación? La pregunta es ambigua, y la respuesta, compleja. Algunos podrían decir que fue la inspiración de figuras como David Attenborough, Jane Goodall o Sylvia Earle; otros, posiblemente tuvieron un familiar que les mostró el camino. En mi caso, fue algo diferente: una curiosidad innata por lo salvaje del mundo y, sobre todo, una conciencia de lo frágil que es el medio ambiente. Decidí ser científico porque quería luchar y proteger a las especies en peligro, y entendí que la ciencia era la mejor herramienta para lograrlo.
Desde mis primeros años de carrera, he tenido la oportunidad de trabajar en diversos proyectos de conservación. Comencé en un equipo de investigación sobre el oso de anteojos en Ecuador, y en 2017 me uní a la Fundación Charles Darwin (FCD) en las Islas Galápagos, donde trabajé en la conservación del pinzón de manglar y más tarde en la Iniciativa de Restauración de Tortugas Gigantes. En 2021, realicé un internado en la Amazonía peruana, enfocado en el rescate y manejo de fauna silvestre. Actualmente, soy Asistente de Investigación en el Proyecto de Conservación de Aves Marinas de la FCD, que trabaja con especies en peligro como el pingüino de Galápagos (Spheniscus mendiculus). Este proyecto me ha permitido adquirir conocimientos en investigación científica y en el desarrollo de programas de conservación con datos robustos, utilizando la ciencia para la preservación de especies y ecosistemas.


Ciencia en Acción: El Proyecto de Conservación de Aves Marinas
Este proyecto es tan amplio como fascinante, y su principal reto es comprender el estado poblacional de especies como los coloridos piqueros de patas azules (Sula nebouxii), los majestuosos albatros (Phoebastria irrorata), los enigmáticos cormoranes no voladores (Phalacrocorax harrisi) y, por supuesto los pingüinos. Para ello, nos enfocamos en estudiar sus tendencias poblacionales, tasas de supervivencia, éxito reproductivo, entre otras. Cada dato que recopilamos es una pieza clave para diseñar estrategias de conservación efectivas, pero no se trata solo de números y estadísticas, lo que intentamos es desentrañar como cada una de estas especies desempeña un papel crucial en el equilibrio del ecosistema.
Para lo cual, realizamos expediciones científicas hacia las áreas de vida de estas aves para evaluar qué factores están afectando estas poblaciones. Uno de los métodos clave en nuestra investigación es el marcaje individual mediante anillos plásticos o metálicos y microchips (PIT-tags) a cada individuo. Este último tipo de marcaje, tiene un número único, el cual es implantado subcutáneamente, los cuales no afectan su calidad de vida y nos brindan datos valiosos sobre el comportamiento, la supervivencia y los movimientos de las aves, información esencial para diseñar estrategias de conservación efectivas a largo plazo.
Uno de los viajes que más me impactó al oeste del archipiélago, donde tuve la oportunidad de conocer de cerca a los pingüinos. Algo que me fascinó fue descubrir los patrones de manchas en su vientre, que es un rasgo único en cada individuo. Y en nuestro segundo viaje, durante el censo integral de aves marinas en el archipiélago, intenté aplicar este conocimiento y me di cuenta que estos patrones podían servir para identificarlos individualmente. Esta técnica podría representar una alternativa útil para reducir el estrés en los animales versus la implantación de PIT-tags.
Curiosidades sobre los Pingüinos de Galápagos: ¿Cómo los identificamos?
Los pingüinos tienen patrones en el plumaje pectoral y ventral, las cuales son únicas de cada individuo, algo como las huellas dactilares en nosotros. Estas manchas, compuestas de plumas negras en su pectoral blanco, varían en forma, tamaño y posición, y son la clave para identificaciones precisas. En un estudio reciente desarrollado por científicos de la FCD (Reyes et al. 2024), utilizaron un software especializado llamado Interactive Individual Identification System (I3S) para analizar 402 fotos de 285 pingüinos, tomadas en varios años de estudio. ¡Descubrieron que el 70% de las veces podían identificar correctamente a un pingüino comparando solo dos fotos previas!
Desafortunadamente, el estudio no estuvo exento de desafíos. Al analizar las imágenes, se dieron cuenta de que había diferencias significativas en los patrones de manchas a lo largo de los años. Los juveniles, con manchas más juntas y menos definidas, comenzaban estas a separarse entre sí a medida que crecían, y la distancia entre las manchas se ampliaba en la edad adulta, lo que disminuía la concordancia y complicaba la identificación en este cambio de edad. Se dieron cuenta de que, aunque la fotografía podía ser una herramienta poderosa, había limitaciones en su uso cuando un pingüino era fotografiado en diferentes etapas de su vida.
Además de llenar su base de datos con imágenes y patrones únicos, el equipo exploró las conexiones entre diferentes colonias. Con fascinación, descubrieron que algunos pingüinos migraban entre islas y zonas de anidación, y que los patrones de manchas en su plumaje eran una de las claves para rastrear sus movimientos. Este hallazgo no fue solo una curiosidad científica, también representó una oportunidad para entender de mejor manera el comportamiento de estas aves y su adaptación a los cambios en su entorno.
La identificación de pingüinos mediante su plumaje ofrece una alternativa menos invasiva y potencialmente efectiva para su seguimiento en el corto plazo. Aún es necesario mejorar la precisión en la identificación individual, el número de fotografías por pingüino y en las colonias, así como optimizar la limpieza de las zonas a fotografiar y las condiciones de captura de imágenes. Este método podría complementar el uso de microchips o marcas en caso de fallos, aunque su pérdida es poco frecuente.

¿Por qué es importante proteger a los pingüinos de Galápagos?
El hecho que ocupe el segundo lugar entre los pingüinos más pequeños del planeta, y que sean una población de menos de 2.000 ejemplares, lo convierte en una de las especies más raras. Razón por la cual, la conservación de los pingüinos es crucial, porque son especies indicadoras y centinelas, es decir, el seguimiento de la salud de sus poblaciones permite evaluar la salud general de la población y del medio marino circundante.
Su población ha disminuido drásticamente debido a factores como el cambio climático, la pesca incidental y la introducción de especies invasoras. Cada pingüino que logramos identificar y monitorear es un paso más hacia la protección de toda la especie. Además, estos animales son un símbolo de la fragilidad y la belleza de Galápagos, un recordatorio de que debemos actuar ahora para preservar este paraíso y que no se convierta en el recuerdo de algo bonito.
Como parte del Proyecto de Aves Marinas, no solo recopilamos datos clave para la conservación de los pingüinos de Galápagos, sino que también fortalecemos nuestro vínculo con su entorno. Nuestro trabajo combina ciencia y compromiso para garantizar su supervivencia, recordándonos que, con esfuerzo, es posible marcar la diferencia en la conservación.

Un Compromiso de Vida
A lo largo de mi carrera, he tenido el privilegio de formar parte de equipos dedicados a la conservación, y cada día en Galápagos reafirma mi decisión de ser científico. Aquí, entre la naturaleza y lo salvaje, encuentro la motivación para seguir adelante, superar desafíos y descubrir siempre algo nuevo. Estoy exactamente donde quiero estar: cada esfuerzo y sacrificio valen la pena por contribuir a la protección de este ecosistema único. Trabajar con los pingüinos y otras aves marinas no solo ha impulsado mi crecimiento profesional, sino que ha fortalecido mi compromiso con la conservación. Galápagos es más que un lugar de trabajo; es mi hogar y un recordatorio de que cada acción cuenta.
Y tú, ¿qué harás para proteger este tesoro natural?