Un cuaderno, un esfero y las ganas de cuestionar son herramientas suficientes para dar los primeros pasos en la ciencia.
Cuando 21 jóvenes locales se inscribieron en el Club Vacacional de la Estación Científica Charles Darwin, en la isla Santa Cruz, Galápagos, no solamente llegaron con un gran entusiasmo para conectarse con su entorno natural, sino también predispuestos a vivir una experiencia de aprendizaje significativa y a dejarse asombrar por el espíritu científico.
Quienes formamos parte del Programa de Educación Ambiental y Vinculación Comunitaria de la Fundación Charles Darwin sabemos que las experiencias fuera del aula generan más impacto en los procesos de aprendizajes e impulsan la curiosidad, la cual es indispensable para potenciar la búsqueda de conocimiento.
Durante dos semanas, los integrantes del club cargaron con ellos un cuaderno y un esfero; herramientas suficientes para dar sus primeros pasos en la ciencia y explorar su curiosidad. Observar, cuestionar y registrar, son acciones que los investigadores realizan en su día a día, por lo que en el club facilitamos espacios para que los jóvenes se contagiaran con ese espíritu científico y se sintieran empoderados en su aprendizaje.
Los cuadernos se transformaron en "diarios de naturaleza", herramientas de aprendizaje flexible, que permitieron a nuestros jóvenes locales registrar sus observaciones de manera creativa, con la integración de dibujos, notas, números y fotografías, permitiéndoles explorar y profundizar en sus intereses particulares.
En una de nuestras excursiones fuimos a la playa "La Ratonera", donde aprendimos sobre los invertebrados marinos. Entre las rocas, los jóvenes realizaron el ejercicio Zoom In- Zoom Out en sus diarios, observando las interacciones de los organismos desde diferentes dimensiones y perspectivas, y cuestionándose sobre su rol ecológico.
El diario de naturaleza también se convirtió en un registro de preguntas que motivó a los estudiantes a desarrollar el hábito de cuestionarse todo lo que les rodea. Por ejemplo, Katherin Rojas, después de una actividad de snorkelling en la “Playa de La Estación”, quedó intrigada por el mundo marino, especialmente por una especie llamada "ojón blanco" (Xenychthys agassizi). Registró todas sus dudas en su diario, en busca de respuestas y nuevas formas de aprender. Por otro lado, en las Colecciones de Historia Natural de la FCD, a Piero Batallas le cautivó la lechuza campanario (Tyto alba punctatissima) y anotó varias preguntas sobre esta especie.
"En este diario pude escribir todo lo que vi, todo lo que me pasó y todas las dudas que tuve. Al volver a ver este diario solo tendré lindos momentos...", dijo Nahí, una de las participantes.
"Para mí, el diario de naturaleza fue una buena forma de aprendizaje, ya que almacena todo lo que hemos aprendido en este vacacional", dijo Gerard Valle. Cada página del diario se llenó de anécdotas, descubrimientos y recuerdos inolvidables de su aventura en la naturaleza. Para Daniela el diario “significa algo muy bonito porque me permite aprender sobre lo que me rodea”.
Con esta experiencia, quiero compartir con educadores de todo el mundo que herramientas tan simples como un cuaderno y un esfero pueden despertar la curiosidad en los jóvenes de una manera extraordinaria, siempre y cuando esté acompañado del contacto con su entorno natural, que abre las puertas a nuevos mundos en donde prevalece la belleza y su significado.
Esperamos que el año que viene más jóvenes galapagueños lleguen a la Estación Científica Charles Darwin dispuestos a explorar, aprender, conectarse con su entorno natural y vincularse con la ciencia.