Autor: Esme Plunkett
Como una recién graduada en Ciencias Biológicas que quería dejar su huella en el mundo, me pregunté: ¿a dónde debo ir? Pregunta tonta. Obviamente, las Islas Galápagos. Después de haber crecido solo viendo las Galápagos a través de una pantalla de televisión, a menudo acompañado por la voz del Señor David Attenborough, no sabía qué esperar. Seguramente no podría ser tan pintoresco como lo es en la televisión. ¡pero lo es!
Empecé mi voluntariado de cuatro meses con la Fundación Charles Darwin en el Proyecto Galápagos Verde 2050, un proyecto galardonado, dedicado a la restauración ecológica de los ecosistemas degradados de Galápagos y las poblaciones de sus especies en peligro de extinción. Mientras leí sobre el proyecto antes de mi llegada, me maravillé del alcance que tiene. Sus esfuerzos se extienden desde lo más profundo de los pueblos sorprendentemente urbanos de las islas habitadas de Galápagos, hasta los rincones de sus islas deshabitadas para trabajar con especies al borde de la extinción. Estaba lista para quedar atrapada.
Mi primer día en la Estación Científica de la FCD conocí a mi nueva líder del proyecto, Patricia Jaramillo Díaz, con una sonrisa increíble y un gran abrazo de bienvenida, me pidió a mi nuevo colega Luka Negoita y a mí, que nos presentemos al grupo de voluntarios y staff nacionales e internacionales. Pensé que intentaría impresionarlos haciéndolo en español, "Me llamo es Esme". Face-palm. Nota para mí: Descarga DuoLingo.
Mi primera vez en el campo fue a la finca de café de Mario Piu en la isla Santa Cruz. Era un nuevo sitio en el proyecto donde sembramos más de 1000 plantas de especies endémicas incluyendo Scalesia pedunculata. Se trata de una especie que se ha reducido al 1% de su distribución original debido a la expansión del área para la agricultura. Sembramos estas especies entre plantas de café. Desde entonces, he vuelto a este sitio y me quedé sin aliento al ver este policultivo perfectamente armonioso que simboliza tan bellamente para qué trabaja el proyecto Galápagos Verde 2050: un perfecto equilibrio socio-ecológico, reconociendo la importancia de la población humana de Galápagos y cómo se debe vivir en armonía con su biodiversidad única.
Mi próxima vez en el campo junto a la Iniciativa para la Restauración de Tortugas Gigantes (GTRI) de Galapagos Conservancy, quienes a menudo nos colaboran en salidas de campo difíciles. Viajamos a Española, la más antigua de las islas Galápagos. Mientras cada uno de nosotros cargaba contenedores de agua (chimbuzos) de 30kg a la espalda sobre rocas volcánicas irregulares, vi lo lejos que mis compañeros de trabajo llegaban físicamente en nombre de la ciencia aplicada. Cada uno de estos chimbuzos contiene agua suficiente para regar o sembrar dos cactus, por lo que puedes imaginar el esfuerzo necesario para proporcionar agua a los 140 cactus que GV2050 tiene en este sitio. Me di cuenta de que las agotadoras condiciones del trabajo de campo bajo el implacable sol de Galápagos y sobre un terreno complicado, solo podrían ser soportadas por personas que realmente se preocuparan por el trabajo que realizan y las recompensas de esta exigente labor. Todo el sudor y, al menos por mi parte, las lágrimas en la caminata hasta el sitio en Española valieron la pena tan pronto como vi la dispersión de estos pequeños cactus por el sitio. Pude imaginar cómo estos, eventualmente formarán un bosque denso y vibrante para tortugas gigantes y una miríada de aves nativas. Sin embargo, a diferencia del sitio de Mario Piu, no veré esto en mi vida, ya que el cactus Opuntia crece apenas unos centímetros al año. Siento un inmenso orgullo de trabajar con una líder del proyecto (Patricia Jaramillo Díaz) y su equipo que están dedicados a trabajar para restaurar un ecosistema del que ellos mismos no obtendrán los beneficios, pero el conocimiento de dejar los ecosistemas de Galápagos más saludables que cuando los encontraron para las generaciones futuras, es más que suficiente.
“El que siembra árboles, sabiendo que nunca se sentará a su sombra, al menos ha comenzado a comprender el significado de la vida” - Rabindranath Tagore
Después de cuatro meses de voluntariado, sentía que mi trabajo no estaba aún terminado y tuve la suerte de continuar en el equipo como asistente de investigación. Como la especie introducida que soy, también me adapté al medio ambiente de Galápagos. Me volví más competente en el campo, ahora puedo llevar dos chimbuzos de agua de 30kg, por lo que en mi equipo me cambiaron el nombre a ‘Esme-nator’. Mi español también mejoró y me abrió una nueva gama de oportunidades. Sentí todas las ventajas de trabajar en un equipo tan internacional y multidisciplinario. Ahora que puedo comunicarme de manera competente, pude beneficiarme de la sabiduría de los Guardaparques del Parque Nacional Galápagos en el campo que han colaborado con el proyecto GV2050 desde el día 1 (Figura 2).
También pude involucrarme en la educación de la comunidad local. Me encanta trabajar con los jóvenes en la creación de jardines ecológicos (a menudo disfrazada como Doña Opuntia)! Ver a estos niños entusiasmarse con el jardín y las especies únicas se da un sentimiento de esperanza (Figura 3). Aunque la ciencia de la conservación a menudo se desasocia con cuestiones sociológicas, Patricia y el equipo de GV2050 reconocen que el futuro de la conservación de las islas está en manos de la población local. Al darles la oportunidad de sumergirse en el medio ambiente y los trabajos de conservación, permitirá a los galapagueños entenderlo, preocuparse por ello y eventualmente trabajar para conservarlo. Tuve la oportunidad increíble a presentar este aspecto del proyecto en una conferencia magistral en las Jordanas Nacionales de Ecuador. Presentar en español todo el trabajo que tuve la oportunidad de hacer con GV2050 y la comunidad de Galápagos fue un momento especial en el que me di cuenta de lo mucho que había crecido, tanto como conservacionista, pero también como persona.
Nunca esperé irme de Galápagos con tantas experiencias, habilidades y una pasión para la conservación aplicada. Mi historia es similar a muchas otras, un plan de cuatro meses que se convirtió en 2 años y medio, las islas y el gran proyecto GV2050 han capturado mi corazón. Estaré siempre agradecida al equipo de GV2050: A Patricia (Patty), por mostrarme que es fácil trabajar cuando amas lo que haces, a Luka Negoita por mostrarme la belleza metodológica y compleja de la ciencia aplicada, y a Paúl Mayorga y María Guerrero cuya resiliencia, ingenio y fuerza nunca dejó de sorprenderme. Aunque bromeamos entre nosotros que estaremos trabajando en el proyecto hasta el año 2050, y siento de alguna manera que lo estaremos porque, unas de las plantas que hemos sembrado en los últimos 14 años habrán crecido y muerto, sin embargo habrán dejado semillas que han dado lugar a más plantas y además un hogar a aves nativas, insectos y reptiles, y habrán creado ecosistemas maravillosamente fuertes y restaurados donde los niños que una vez enseñamos pueden vivir armoniosamente con la naturaleza.