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Fragmentos del pasado de Galápagos

23 Abr 20 /

Pedazos de loza, botellas de vidrio, botijas de arcilla... Esos y otros artefactos componen la Colección Maruri, un fondo arqueológico actualmente alojado en la Biblioteca & Archivo de la Estación Científica Charles Darwin. Dan cuenta de la ocupación humana en Galápagos desde al menos el siglo XVIII. Aunque podrían existir piezas mucho más antiguas. O eso dicen...

Cuando los españoles llegaron por primera vez a las costas del Imperio Inca, entraron en contacto con un rico acervo de tradiciones orales indígenas. Una de las narraciones recogía la historia del rey Tupaq Yupanki Inka. Cuando conquistaba las costas del actual Ecuador, el soberano andino recibió noticias acerca de un grupo de mercaderes llegados de unas islas al oeste. Ordenó entonces construir balsas para sus 20.000 guerreros y puso rumbo al horizonte del poniente.

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Piezas de la colección Maruri. Archivo FCD

Según la historia, Tupaq Yupanki regresó un año después, y retornó a Cusco, la capital incaica, con un botín obtenido en las dos islas visitadas por los expedicionarios, Auachumbi y Ninachumbi. El relato fue puesto por escrito por cronistas hispanos como Sarmiento de Gamboa, Miguel Cabello Valboa o Martín de Murúa.

Desconectado de tales eventos, en 1535 el barco de Tomás de Berlanga, el obispo de Panamá en ruta a Perú, sufrió una mar calma que lo dejó a la deriva hasta arribar a unas islas desconocidas. Las Galápagos habían sido oficialmente descubiertas.

Pero... ¿lo habían sido?

Ha habido numerosas teorías sobre intercambios culturales entre América del Sur y Polinesia en tiempos prehispánicos. Los debates se enfocaban en la forma en la que tales intercambios se habrían producido, considerando las largas distancias a cubrir, hasta que el aventurero noruego Thor Heyerdahl demostró que eso era posible navegando de Perú a Tuamotu en la balsa Kon Tiki. Desde entonces muchos ojos se enfocaron en islas del Pacífico oriental como las Galápagos, pues podrían haber servido de "etapas" en esos viajes, y contener restos materiales que demostraran la presencia humana. Berlanga podría no haber sido el descubridor de las Encantadas.

Buscando esas evidencias, una expedición noruega liderada por el propio Heyerdahl trabajó en el archipiélago en 1952-3, llevando a cabo las primeras actividades arqueológicas en las islas. Se descubrió un sitio en isla Santiago, y se recuperaron un buen número de artefactos, que fueron llevados a Noruega y actualmente se conservan en el Museo Kon Tiki. Aunque los métodos de los expedicionarios fueron debatibles, publicaron un artículo académico en el que aseguraron que algunos de los elementos recolectados pertenecían a sociedades prehispánicas sudamericanas.

Inspirados por el artículo de Heyerdahl, en 1963 un grupo de estudiantes de la ESPOL de Guayaquil (Ecuador) fueron llevados por dos profesores a isla Santiago, en una excursión geológico-arqueológica. A cargo de las actividades arqueológicas estaba el ingeniero Raúl Maruri. Los visitantes hallaron algunos artefactos, que fueron llevados a Guayaquil para su posterior análisis.

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Piezas de la colección Maruri. Archivo FCD

Entre los 70' y los 90' hubo numerosos informes orales de artefactos encontrados en las islas, pero nada se hizo en cuanto a la protección del patrimonio cultural e histórico galapagueño. Recién en 2005 el investigador australiano Simon Haberle puso en marcha un proyecto para recoger evidencias arqueológicas y paleoecológicas de la ocupación prehispánica de las Galápagos. Él y su equipo revisaron toda la literatura disponible, pidieron a Maruri un informe sobre su visita a Santiago, y trabajaron con los restos alojados en el Museo Kon Tiki. Finalmente viajaron a Galápagos para desarrollar un trabajo arqueológico serio y llevar a cabo el análisis del material recogido.

Pero, al parecer, los resultados no fueron los esperados. En un reporte preliminar al Parque Nacional Galápagos, Haberle dejó entrever que los resultados de Heyerdahl no fueron concluyentes y que la ocupación prehispánica de las Galápagos fue poco probable.

Una consecuencia indirecta del proyecto de Haberle fue la donación, por parte de Raúl Maruri, de su colección de artefactos galapagueños a la FCD en 2005. Tras pasar varios años fuera de las instalaciones de la FCD, la colección acaba recientemente de retornar a la Estación Científica Charles Darwin, en donde ha quedado a cargo del área de Biblioteca & Archivo y ha sido ubicada en un espacio especialmente dedicado a ella.

La Colección Maruri puede ser considerada como la simiente para la re-creación del museo de la FCD, que fue un parte importante de la Estación durante sus primeros años. Y puede ser el necesario "clic" para potenciar y apoyar las investigaciones arqueológicas e históricas en Galápagos. Pues, sin importar la antigüedad, cada pequeño fragmento del pasado galapagueño debe ser protegido, estudiado y compartido con la comunidad y el mundo.

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