Como galapagueña, me es grato ser parte de la Fundación Charles Darwin (FCD) y así, poder colaborar con la conservación de las Islas Galápagos. El proyecto que estudia a las tortugas marinas (Chelonia mydas) me abrió sus puertas hace dos años, cuando me inicié como asistente de campo, y en donde he aprendido y conocido sobre esta maravillosa especie. Durante este tiempo, he tenido la oportunidad de compartir lo que he aprendido con otros miembros de mi comunidad, personas de diferentes edades y pertenecientes a diferentes sectores. Todo esto, a través de charlas, talleres y experiencias vivenciales, especialmente compartiendo con jóvenes estudiantes, quienes están muy interesados en la conservación de las tortugas
Mi experiencia trabajando con las tortugas marinas en el campo
Cada año, de enero a marzo, se lleva a cabo nuestro trabajo de campo, que se desarrolla en la parte norte de la isla Santa Cruz, en una playa de anidación de tortugas marinas y muy importante sitio de turismo llamado “Las Bachas”. A lo largo de estos meses, en este lugar se encuentra instalado un campamento con voluntarios/as y personal del Parque Nacional Galápagos (PNG) que, durante la temporada de anidación, monitorean la actividad reproductiva de las tortugas marinas. Esta tarea se realiza cada noche, cuando el grupo del PNG monitorean a las tortugas que anidan en el sitio. Como parte del proyecto bi-institucional desarrollado por la FCD y la Queen's University Belfast (QUB), nuestro enfoque en los últimos 3 años ha sido el estudio de los riesgos de colisión de tortugas marinas con embarcaciones. Para realizarlo se han instalado dispositivos electrónicos multicanal, los cuales, entre otros datos, registra audio y video para documentar el comportamiento de la tortuga verde en su hábitat natural.
El interés por registrar estos comportamientos, es que, al salir a respirar, aparearse y nadar justo por debajo de la superficie del mar, entre otros comportamientos, pueden llegar a ser peligrosos para las tortugas marinas. Esto se debe a que muchos de los sitios de agregación de tortugas marinas en Galápagos, están en zonas cercanas a la costa, a centros urbanos y a puertos, con alto tránsito marino. Esto causa interacciones entre las tortugas y las embarcaciones, dejando como resultado, incidencia de colisión, con tortugas marinas con lesiones en su carapacho y mutilaciones en sus extremidades, heridas que pueden ser superficiales o que incluso pueden llegar a causar la muerte de los individuos. Este trabajo permite entender dónde están las zonas de mayor riesgo de colisión, y cuáles comportamientos de las tortugas marinas les ponen en mayor riesgo de colisionar con embarcaciones..
¡Buscando a la tortuga ideal!
De regreso a nuestra expedición, se necesitará una o dos noches para encontrar una hembra anidadora apta para la instalación del dispositivo. La búsqueda se realiza únicamente en las noches, debido a que las tortugas marinas salen después del atardecer, evitando así a los posibles depredadores que son más frecuentes en el día. En las caminatas nocturnas por la playa se revisa a cada una de las tortugas que salen anidar, para escoger la que presenta características adecuadas como tamaño (superior a 85 cm de largo de carapacho), estado físico, y no presentar heridas en el carapacho. Pero sin duda, lo más importante es que sea una tortuga que está iniciando su ciclo de anidación de la temporada, es decir que sea la primera vez que visita la playa, durante las primeras semanas al inicio de la época de anidación. Esto es necesario para incrementar la posibilidad de que regrese por una subsecuente anidación, en la misma temporada, para recuperar el dispositivo.
La instalación del dispositivo es un proceso que tiene que ser ejecutado con la mayor rapidez posible, para no retener a la tortuga por mucho tiempo. Para comenzar con la instalación, esperamos a que la hembra haya depositado más de 40 huevos, ya que, durante el desove, la tortuga entra en un estado de relajación total, conocido como “trance anidatorio”, en el cual es menos propensa a ser perturbada por nuestra presencia. Es entonces cuando empezamos con la limpieza del carapacho, retirando residuos de balanos y algas, luego se adhiere el dispositivo utilizando un pegamento especial el cual no es dañino para su salud. Durante este proceso, la tortuga no siente dolor al momento de colocarlo. Minutos después, luego de depositar el resto de huevos, la tortuga retorna al mar.
Luego de la instalación exitosa del dispositivo, nuestro trabajo en la playa concluye momentáneamente y podemos regresar a la Estación Científica.
¡El anhelado regreso!
Diez días después de la instalación del dispositivo, regresamos a la playa para reencontrarnos con nuestra tortuga y recuperar el dispositivo. Para esto, realizamos caminatas durante toda la noche para divisar a todas las tortugas que visitan la playa, ya que cualquiera de ellas podría ser nuestra tortuga equipada con el dispositivo. Para evitar perturbar a las tortugas con nuestra presencia, no usamos linternas o ninguna luz que las moleste. Una vez que encontramos a nuestra tortuga, retiramos el dispositivo de su carapacho y descargamos la información colectada durante los días de rastreo.
Gracias a este dispositivo podemos obtener una gran cantidad de información de las tortugas monitoreadas y conocer las actividades que realizan, a donde van en los días entre una anidación y otra, y qué peligros corren durante ese período.
La temporada de investigación de las tortugas marinas termina cada año, con la satisfacción de un gran trabajo realizado y la alegría de haber dado nuestro máximo esfuerzo. La información colectada será de gran importancia para realizar los análisis y para encontrar resultados que ayudarán a las autoridades, para la implementación de nuevas medidas y planes de conservación que ayuden a conservar a las tortugas dentro de la Reserva Marina de Galápagos.
Mi participación en el proyecto estos dos años ha sido posible gracias al apoyo financiero del Señor Eugene Chuang, a la Señora Karen Lo, Galapagos Conservancy Canadá, IGTOA. Agradezco a la FCD y a Macarena Parra, líder de este proyecto y a las personas que nos han acompañaron en las salidas de campo: Sofía Green, Ellie Brettle, Ronan Conlon, Byron Delgado, Mikel Goñi, y un agradecimiento a los guardaparques y voluntarios del Parque Nacional Galápagos que nos apoyaron en el campo y a la Dirección Parque Nacional Galápagos que permiten el desarrollo de este proyecto.