Este 23 de febrero el Gobierno del Ecuador a través del Ministerio de Medio Ambiente trae de regreso del Museo de Historia Natural de Nueva York, el cuerpo embalsamado de la tortuga gigante originaria de la Isla Pinta, el Solitario George, el cual fue uno de los más famosos reptiles en el mundo por haber sido el último individuo sobreviviente de la especie Chelonoidis abingdoni. George vivió en el Centro de Crianza en las instalaciones de la Estación Científica Charles Darwin (ECCD) en la Isla Santa Cruz durante cuatro décadas. El Solitario como se lo llamaba afectuosamente, recibía comida en las mañanas de su cuidador, el Guardaparque Fausto Llerena, quien lo atendió desde su llegada a la ECCD en 1972. Actualmente el Centro de Crianza en donde se lo exhibirá lleva el nombre de este guardaparque y es manejado por la Dirección del Parque Nacional Galápagos.
“George era un miembro de mi familia, yo lo estimo de esta manera porque de las tantas tortugas que había, él era el más allegado y más querido de todo el mundo” dijo Fausto Llerena después de haber cuidado durante tantos años a George.
Existen 15 especies de tortugas terrestres en el archipiélago, las cuales tienen una forma y tamaño perfectamente adaptado al sitio en donde viven. George, tenía un caparazón tipo montura que le permitía levantar el cuello para alcanzar hojas de arbustos altos para alimentarse. El quelonio, llamado así por el nombre de su especie, probablemente vivió más de 100 años, según nuestro investigador Senior, el Dr. Gustavo Jiménez.
Según los primeros registros, hace dos siglos existían miles de tortugas en las islas; incluso, nadie conocía el archipiélago hasta 1535, cuando el barco que transportaba al obispo Tomás de Berlanga a Perú encontró un sitio seguro en las aún desconocidas Islas Galápagos. Al no existir congeladores o refrigeradoras en donde los marineros pudieran poner carne fresca, las tortugas se convirtieron en su fuente de alimento ideal. [Las tortugas pueden pasar por largos periodos de tiempo sin comer y sin tomar agua ya que su cuerpo acumula agua y grasas, convirtiéndose en una fuente de comida fresca para los marineros]. El cocinero cortaba una parte de la tortuga viva, guardaba el resto y así continuaba con el resto de tortugas. Durante los años 1800s, 96 embarcaciones se llevaron a más de 13000 tortugas en un período de 37 años, muchas de ellas utilizadas para pasear en muelles del continente como el de Guayaquil. Con el ingreso de especies introducidas como ratas, gatos, perros, cerdos, burros, chivos y ganado pusieron aún más en peligro a las tortugas terrestres porque estos animales se alimentaban de las plantas que las tortugas comían, se alimentan de sus huevos o crías y pisotean sus nidos que están en la tierra.
En 1971, científicos visitaron la Isla Pinta y la única tortuga gigante encontrada en toda la isla fue George. Incluso los científicos ofrecieron en ese tiempo una recompensa de 10 000 dólares a quien encontrara una hembra de esta especie pero lamentablemente no tuvieron éxito. En 1972 se organizó una nueva expedición a Pinta y George fue llevado al Centro de Crianza, actualmente conocido como Centro de Crianza "Fausto Llerena", en donde vivió el resto de su vida. Al llegar, George permaneció solo en un corral para luego ser llevado a otro corral con dos hembras de la especie Chelonoidis becki, la especie genéticamente más parecida a la especie del Solitario, pero él nunca tuvo mucho interés en las mismas. Se hicieron varios intentos para que George pudiera reproducirse, incluso se intentó hacer inseminación artificial en caso de que algún día se encuentre una hembra de la misma especie pero nada salvó a este quelonio de la extinción.
El Solitario George se convirtió en una especie emblemática para el archipiélago y el mundo. Murió en junio del 2012 por causas naturales y tras su muerte fue llevado a Nueva York en donde fue embalsamado y después permaneció en exhibición en el Museo de Historia Natural de esta ciudad hasta Septiembre del 2014. Después de cuatro años de su muerte, George regresa al sitio donde pasó sus últimos años de vida y será exhibido como parte central del nuevo sendero interpretativo de la Dirección del Parque Nacional Galápagos llamado “La Ruta de la Tortuga”. El Solitario George es un claro ejemplo de los efectos que el impacto humano ha causado en varias especies, sin embargo también representa el esfuerzo de la ciencia por proteger a las que quedan.
“El Solitario George fue y será siempre un emblema para las Islas Galápagos. El trabajo realizado por la Estación Científica Charles Darwin fue clave durante los años que el quelonio permaneció en nuestras instalaciones y creemos firmemente que nuestro trabajo científico nos permitirá seguir siendo un ejemplo de conservación para el mundo”, fueron las palabras del Dr. Arturo Izurieta, Director Ejecutivo de la FCD.