Las Islas Galápagos al estar separadas 1000 km del continente no habían sido habitadas por ningún anfibio por miles de años. El agua salada del océano es un ambiente hostil para cualquier rana o sapo, así que es una barrera natural que impide la colonización de las islas por estos animales. Sin embargo, esto cambió a finales de 1990, cuando una pequeña rana arborícola (Scinax quinquefasciatus) logró llegar a las islas, probablemente como polizonte en barcos de carga, estableciendo poblaciones en Isabela y Santa Cruz.
Esta rana, que mide entre 3-4 cm, es originaria de la costa de Ecuador, particularmente de las provincias costeras. Parece ser muy resistente a la salinidad, a la sequía y a ambientes antropizados. En Galápagos, se ha dispersado rápidamente por las zonas urbanas y agrícolas de ambas islas, pero también por pozas naturales dentro del Parque Nacional Galápagos (PNG). Podrían estar en todos lados. ¿Cómo lo sabemos? ¡Por la bulla que hacen!
Las ranas cantan usualmente durante la temporada de reproducción, entre enero y mayo. Particularmente, los machos se agrupan alrededor de cuerpos de agua y cantan para atraer a las hembras que luego depositan los huevos. Estos eclosionan rápidamente, dando lugar a cientos de renacuajos, que viven en el agua por algún tiempo hasta hacer metamorfosis y transformarse en ranas.
En enero de 2023 comenzamos a utilizar grabadoras automáticas para registrar el canto nocturno de estos animales en zonas agrícolas y sitios remotos. Nuestra sorpresa y preocupación fueron enormes al identificar en áreas alejadas dentro del PNG ruidosos coros emitidos probablemente por miles de ranas. ¿Cómo sabemos que son miles? ¡Porque también las hemos contado!

En la temporada reproductiva de 2023 y 2024, visitamos durante cinco noches tres pozas naturales y tres reservorios de agua en Santa Cruz. Cada noche capturamos ranas, las marcamos y las liberamos. Esto nos permitió identificar cuáles habían sido capturadas las noches anteriores (recapturas) y estimar la cantidad de ranas en cada sitio. ¡Las estimaciones van desde unos cientos a miles de ranas en un solo lugar! Particularmente, las pozas naturales, por su tamaño y vegetación circundante, podrían albergar decenas de miles de ranas.
Las ranas en Galápagos constituyen un problema que va en aumento. Al preguntar a los habitantes de las fincas cuándo habían llegado las ranas, nos dijeron que hacía pocos años. Así que antes parece que habían pasado desapercibidas. ¿Por qué la gente no las había notado? Quizás porque no eran tantas. Sin embargo, los proyectos de reservorios de agua o geomembranas, fundamentales para el desarrollo agrícola de las islas, son sitios ideales para que estos anfibios dependientes del agua dulce sobrevivan y se reproduzcan. Las personas que viven cerca de estos reservorios tienen claro el problema que generan: la bulla que hacen es tan fuerte que es difícil dormir.
Sin embargo, no solamente afectan a las personas, sino también a la fauna local. Las ranas son insectívoras y por estudios llevados a cabo desde el 2017, se sabe que en Galápagos comen principalmente polillas, arañas y más de 11 órdenes diferentes de insectos, que a su vez son el alimento de pinzones y otras aves de las islas. De tal manera que las ranas podrían estar compitiendo con las aves por el alimento. Particularmente, al ser miles de ranas en un sitio, miles de insectos son consumidos diariamente. Insectos que no estarán disponibles para las aves.



¿Qué podemos hacer?
El primer paso es conocer la magnitud del problema, dónde están, cuántas hay, cuál es su impacto. El segundo paso es conocer más de sus características ecológicas. Por ejemplo:
- How do they survive the dry season, especially within GNP, where pools dry out?
- How far do they move, and how do they spread?
- How do they interact with giant tortoises and other species in their habitat?
Toda esta información es fundamental para desarrollar estrategias de control efectivas que no dañen a otros organismos que habitan en las pozas. En el pasado se han realizado esfuerzos para su control que no han sido exitosos, por lo que acciones basadas en un mayor conocimiento de la ecología de las ranas en Galápagos serán claves para controlar este ruidoso invasor.