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Un vistazo a nuestra experiencia como asistentes de investigación en Galápagos

28 Dic 20 /
Los investigadores Jack Norys (izquierda) y Randy James (derecha) fuera de la Estación Científica Charles Darwin. Foto de: Ainoa Nieto, FCD

Autor: Jack Norys

Hace casi un año, el Programa de Ecología de Movimiento de Tortugas de Galápagos realizó un estudio piloto para probar un nuevo modelo de termorregulación para las tortugas gigantes de Galápagos. Este modelo, diseñado por Nigel Blake, es capaz de predecir la temperatura interna de las tortugas y sus tasas metabólicas en función de una serie de variables que incluyen características del animal (tamaño, actividad, etc.) y factores ambientales (temperatura, velocidad del viento, lluvia, etc.). Considerando que las tortugas son ectotérmicas (animales de sangre fría), es muy importante que regulen la temperatura interna aprovechando las condiciones ambientales, caso contrario podrían sufrir consecuencias negativas para su rendimiento metabólico, incluyendo la muerte si su temperatura corporal es demasiado caliente o fría. En una época de cambios antropogénicos sin precedente, este modelo es una herramienta útil para evaluar los impactos potenciales del cambio climático sobre la conservación y supervivencia de las tortugas de Galápagos.

Probar la validez del modelo requirió que los investigadores midieran simultáneamente  los factores intrínsecos y extrínsecos asociados con la termorregulación y la temperatura interna de las tortugas. De esta manera, los investigadores pudieron comparar los resultados del estudio con las predicciones del modelo. Este proceso, por supuesto, requirió que un equipo de investigación midiera constantemente los factores ambientales que pueden afectar la capacidad de termorregulación de las tortugas, cada quince minutos, doce horas al día, durante dos semanas. Aquí es donde nuestro involucramiento fue de vital importancia para hacer ciencia.

Tuvimos la suerte de estudiar con los Drs. Sharon Deem y Stephen Blake en varios proyectos de conservación en Saint Louis (EEUU) hasta que finalmente, nos ofrecieron la oportunidad de nuestra vida: ¡realizar una investigación con tortugas gigantes de Galápagos y ser parte del equipo para probar el modelo de Nigel Blake! Llegamos a Galápagos a mediados de julio de 2019 y comenzó nuestra aventura. Por suerte para nosotros, antes de comenzar el proyecto tuvimos unos días para conocer un poco de Galápagos

Right: Jack with Charles Darwin Statue, Left: Randy outside Tortuga Bay.
Izquierda: Jack con la estatua de Charles Darwin, Derecha: Randy a la entrada de la playa Tortuga Bay. Foto de: Jack Norys SLU

La mayor parte de la investigación se llevó a cabo en la zona agrícola de la isla Santa Cruz, un lugar que se encuentra a veinte minutos en automóvil de Puerto Ayora y de la Estación Científica Charles Darwin. Por esta razón, Randy y yo nos quedamos en una casa de hospedaje en la parte alta de la isla.

Randy outside our host house.
Randy fuera de la casa de hospedaje. Foto de: Jack Norys, SLU

Nuestros caseros, Rosa y Raúl, fueron abrumadoramente hospitalarios. Aunque Randy y yo solo hablábamos un español entrecortado, fueron extremadamente serviciales. De hecho, uno de los mejores aspectos de nuestra experiencia en Galápagos fue conversar con Rosa y Raúl y aprender sobre la cultura de Galápagos. Incluso pudimos hacer actividades divertidas con ellos, como explorar la finca y los cultivos con Raúl o aprender a hacer las tradicionales empanadas de Rosa.

Left: Jack, Randy, and Ainoa sitting with Raul enjoying papaya outside their home. Right: Rosa teaching us how to make empanadas.
Izquierda: Jack, Randy y Ainoa conversando con Raúl y disfrutando de una papaya. Derecha: Rosa enseñándonos a hacer empanadas. Fotos de: Jack Norys, SLU

La experiencia de investigación fue igualmente satisfactoria. Cada día nos despertábamos justo antes del amanecer y hacíamos una larga caminata de varios kilómetros hasta el lugar de trabajo. Los primeros días trabajamos con el Dr. Blake y algunos investigadores de la Fundación Charles Darwin, Freddy y José. Randy y yo nos divertimos especialmente aprendiendo de Freddy y José, quienes nos ayudaron a comprender más sobre el paisaje, la cultura y la ecología de Galápagos.

Left: Freddy, Dr. Blake, Ainoa, Jose, and Randy discussing how to feed the tortoises iButton thermochrons. Right: Randy taking FLIR temperature images of the tortoises.
Izquierda: Freddy, Dr. Blake, Ainoa, Jose y Randy discutiendo cómo alimentar a las tortugas con los termorreceptores (ibottons). Derecha: Randy tomando imágenes termales de las tortugas.

Durante quince días tuvimos que seguir a las tortugas todo el tiempo, para ser capaces de recuperar los receptores que les habíamos colocado. Esto también implicó adentrarnos todos los días en su hábitat durante largas horas para recopilar datos sobre su entorno y las condiciones ambientales.

Left: Freddy taking temperature data on the ambient environment. Right: Tortoise in the jungle.
Izquierda: Freddy tomando datos de temperatura ambiental. Derecha: Tortuga gigante en su hábitat. Foto de: Jack Norys, SLU

Además, una de las partes más gratificantes del viaje fue poder interactuar con el Club de Ecología Mola Mola en Santa Cruz. Randy y yo pudimos compartir nuestra experiencia con un grupo de estudiantes locales de secundaria que forman parte del Club, quienes a futuro podrán liderar los esfuerzos de conservación en las islas.

Jack with the “Mola Mola” club in Santa Cruz.
Jack con el Club Mola Mola en Santa Cruz. Foto de: Jack Norys, SLU

En resumen, nuestro tiempo en las Galápagos fue excepcional. Desde las personas que conocimos hasta las tortugas con las que interactuamos en su hábitat natural, Galápagos nos ofreció la mejor experiencia de vida que hemos tenido durante nuestros años de estudios universitarios. Estamos muy agradecidos por las personas que hicieron posible que fuéramos a Galápagos y esperamos con ansias nuestro regreso en el futuro.

The research team enjoying fresh-caught Sushi on the last night of the experience.
El equipo de investigación disfrutando de un sushi en nuestra última noche en Galápagos. Foto de: Jack Norys, SLU
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